miércoles, marzo 07, 2007

Ejercicio Avellaneda

No había nadie en la calle. Daba la sensación que únicamente eramos ella y yo. Se dio vuelta, esperó y me agarró el brazo cuando pasé a su lado. Me dio un sobre. Le pregunté qué debía hacer con él y no respondió. Un auto, muy rápido. Frenó de golpe y se la llevó. A los golpes, se la llevó.
No me olvidé nunca de ella, nunca. Y una noche no aguanté y abri el sobre. Encontré una carta, las más hermosa carta de amor que nunca leí. No podía quedarmela. "Juan, mi vida", Juan debía recibir esa carta.
Pasaron 6 meses y ni una noche dejé de leer la carta de Juan. Pero esa noche estaba muy cansado, solo saqué la carta del sobre y me desplomé en la cama. Me levanté tarde, salí muy apurado. Recién en el colectivo me di cuenta que llevaba la carta de Juan en el bolsillo. Me preocupé, nunca la había sacado de casa desde aquella noche.
Después de ir a lo de Claudia quise caminar un rato. No sé porqué levanté la vista, yo siempre camino mirando el piso, pero lo vi. Un niño o una niña, no recuerdo bien, cargaba un cuadro con su foto. Corrí, corrí y entré a la casa dónde había entrado el cuadro. Sin pedir permiso, miré a todos, metí la mano en el bolsillo, y grité "JUAN".
"Juan, mi vida" se encontró con su carta. Comenzó a leerla y yo comencé a irme. Me fui y hoy la extraño. Es de noche y nadie me escribe.